Esta nota forma parte de una serie de artículos, que tiene como objetivo principal, ayudarnos a comprender todos los procesos que transcurren en forma simultánea dentro de un cuerpo de agua. Cuanto más conozcamos sobre el funcionamiento de un lago, mejor será nuestra relación con éste para interpretarlo y poder disfrutarlo.

 

Interpretación del ecosistema acuático

Generalmente, lo que conocemos sobre estos ecosistemas es parcial y está muy influenciado por nuestra formación, gustos o pasatiempos. Los ecologistas suelen preocuparse por las posibles agresiones que puedan sufrir, los químicos miran las proporciones de sus elementos, los buzos por su transparencia, los pescadores por si “hay pique” o buen tamaño de pejerreyes y así sucesivamente.

Resulta difícil poder tener una visión global de las lagunas y entender los complejos procesos que ocurren en su interior. Para imaginar cómo funcionan debemos tratar de comprender que todo lo que sucede debajo del agua se desarrolla en varias dimensiones, y ser conscientes de que esto se contrapone con la visión plana que tenemos acerca del mundo que nos rodea.

Por ejemplo, cuando hablamos de la superficie que tiene un campo o un jardín lo hacemos en hectáreas o metros cuadrados y, para referirnos correctamente a una laguna deberíamos pensar en volumen, o sea en una mentalidad tridimensional.

La pastura en este medio es el plancton, más específicamente el fitoplancton. Esta es la base y comienzo de toda la cadena acuática; posee una eficiencia productiva superior a las plantas terrestres y se desarrolla en toda la columna de agua, mientras reciba luz solar.

Esta “pastura acuática” es utilizada por los consumidores primarios, el zooplancton y los organismos filtradores, que atrapan esta rica fuente de alimento y se desarrollan a expensas de ésta, dando así origen a la cadena alimenticia.

Las especies que viven en el agua poseen una alta eficacia metabólica, y es por ello que la producción de pasturas vegetales (plancton) o de carne (peces) por unidad de superficie, en una laguna es varias veces superior a la que se obtiene en una hectárea de campo en pasto o carne de vaca.

 

Dinámica del ecosistema acuático

Las lagunas son medios dinámicos, que siempre tienden al equilibrio. Cuando se produce algún cambio en alguno de sus elementos, van buscando nuevas aproximaciones a un nuevo equilibrio, como respuesta a los nuevos factores que la modificaron. Todo esto ocurre gradualmente, acelerándose en verano y desacelerándose en invierno.

La natural tendencia de estos medios es ser colonizados y colmados por vegetación (desarrollo de plantas sumergidas, juncos, totoras y espadañas, entre otros), lo que provoca la acumulación de sedimentos que los van transformando en bañados hasta que finalmente se convierten en llanura. Esto ocurre naturalmente; es decir, es el equilibrio natural al que tiende el sistema.

El hombre, por su parte, también afecta en forma directa esta estabilidad, construyendo en su entorno casas que, al aumentar la densidad de la población circundante, elevan los niveles de nutrientes que llegan al agua por erosión, lavado de fertilizantes, etc.

Tanto la tendencia natural de la laguna, como las alteraciones provocadas por el hombre, pueden ser manejadas mediante adecuadas intervenciones de especialistas en el tema, con el fin de obtener el ambiente deseado. Hay que proceder con mucha prudencia, tener trazados claramente los objetivos de cada intervención y finalmente saber cómo afectarán a la totalidad de la laguna.

En las próximas notas les comentaremos cómo interactúan los distintos elementos que componen los lagos y lagunas.

Publicado en la revista Tigris

Arturo M. Ossorio Arana

Ing. en Prod. Agropecuaria

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