Años atrás era poco común tener una casa con vista a un lago o poder vivir cerca de una laguna. Este “lujo” estaba limitado a aquellas personas que tenían la suerte de tener una casa en el sur del país o en un punto privilegiado de algún campo. La aparición de lagos y lagunas en barrios cerrados y countries nos da la posibilidad de incorporar a nuestro entorno este tipo de paisajes.
Los lagos y lagunas en la mayoría de los desarrollos inmobiliarios, surgen como consecuencia de las extracciones de tierra necesarias para rellenar sectores bajos de terreno. Esto permite que el emprendimiento cuente con un elevado porcentaje de superficies libres que cambian su fisonomía y personalidad substancialmente.
Estamos poco habituados a vivir junto a una laguna y aprovechar las grandes bondades que la misma ofrece. Una casa cercana al agua gana en belleza y serenidad. Permite integrarse al medio ambiente, familiarizarse con la rica y vasta fauna que se desarrolla en su entorno, y aprender a mirar y convivir con el nuevo paisaje. Hasta los fenómenos meteorológicos comunes y cotidianos se perciben de otra manera. Los temporales o el reflejo de la luna resultarán nuevos sobre su superficie. En las ciudades generalmente no se perciben los amaneceres y atardeceres, los que sobre el agua se magnifican y se convierten en un espectáculo inolvidable.
Los medios acuáticos son dinámicos, alcanzando equilibrios parciales y pasajeros. Se producen continuas variaciones de transparencia del agua y modificaciones en la vegetación costera y sumergida. El comportamiento de las aves, los peces y las plantas nos aportan claves sobre lo que en ella ocurre. Junto con esta mirada atenta se deben realizar evaluaciones que nos brinden información de cómo se encuentra nuestra laguna.
Por todo esto, es que es importante cuidar sus costas sin alterar la fisonomía, cuidar su pureza, limpieza y aspecto.
Esta es solo la introducción a una mundo fascinante, el cual deseamos profundizar para Uds. en futuras notas.
Hay que aprender a conocer y mirar este nuevo entorno, a veces las ciudades nos hacen olvidar. Debemos saber respetar sus ciclos y apreciar las sutiles variaciones de estos peculiares paisajes. Pero, sobre todo, no debemos acostumbrarnos nunca a esta maravilla que tuvimos la suerte de poder incorporar a nuestras vidas y las de nuestros hijos.
Publicado en la revista Tigris
Arturo M. Ossorio Arana
Ing. en Prod. Agropecuaria