Jorge Cafrune la llama en su canción “Gurí pescador”, plata viva del juncal. Que excelente imagen para este voraz pez de nuestras lagunas, arroyos, ríos y también zanjas y charcos.
La Hoplias maladáricus, como es su nombre científico, se distribuye por toda América del sur, hasta el sur de la provincia de Buenos Aires. En esta provincia su actividad se ve limitada a los meses de primavera a principios de otoño, estando muy influenciada por la temperatura del agua.
Vive en las zonas bajas de todos los ambientes acuáticos, pudiéndose ver a simple vista en su típica actitud de asecho, entre los juncos o casi varadas en la costa.
Es netamente carnívora, siendo el tope de los integrantes del ecosistema lacunar de la provincia. Es el mayor predador de estos ambientes.
Consume una gran variedad de organismos vertebrados e invertebrados que atrapa preferentemente vivos. Su sistema de caza es el asecho, esperando que las presas entren en su radio de acción y las ataca con una gran velocidad. En verano, la época de su mayor actividad, pueden verse sus violentos ataques superficiales en forma de línea en el agua (llamada corrida).
La reproducción ocurre en primavera, momento en que la pareja construye un nido con vegetales en un sitio protegido y cerca de la costa. Luego de la postura suelen defender el nido con gran valentía y violencia, aún contra amenazas mucho mayores. Yo mismo he sido corrido (literalmente hablando) de estas bajas aguas por una tararira que me ha considerado un potencial enemigo. Luego de la experiencia uno se siente humillado por haber salido disparado del agua por un pez de unos pocos kilos, pero en ese momento y en un medio en el que indudablemente uno es “visita”, no se duda y …. se corre!
Para felicidad de muchas feministas, luego de la puesta y fecundación de las ovas, todo el trabajo de oxigenar continuamente el nido y mantenerlo limpio es tarea del macho.
Siguiendo con Cafrune: “Hay un reino bajo el agua, un sauce me lo contó….” y en ese reino el rey es la tararira, el león temido de nuestras lagunas.
Es el gran predador del pejerrey, aunque no tiene un impacto tan importante en su población como siempre se creyó. Es una parte importante del ecosistema y su número está determinado, en gran medida, con la abundancia de comida. No puede disminuir la población de pejerrey, salvo en ambientes bajos, llenos de vegetación, donde el medio le es muy favorable. Usualmente el pejerrey utiliza la porción libre de la laguna, donde la tararira no suele frecuentar. Donde si se suelen encontrar es en los momentos de desove del pejerrey en que deposita sus huevos en los juncales, aunque suele realizarlo antes del pico de actividad de la tararira. Mucho mayor es
el impacto de carpas comunes que comen gran
cantidad de huevos y alevinos de pejerrey y que enturbian mucho el agua donde están los desoves de estos, matando a grandes cantidades.
Se encuentran tarariras aún en zanjas y pequeños lagos, lo que habla por si mismo de la gran rusticidad de esta especie y de su gran tolerancia a la falta de oxígeno.
Alcanza grandes dimensiones, de más de 10 kilos, muchas veces en pequeños lugares, siendo una gran sorpresa realizar estas capturas en tan reducidos lugares.
Publicado en la revista Tigris
Arturo M. Ossorio Arana
Ing. en Prod. Agropecuaria